La tormenta
El chico leía en la cama cuando un
resplandor, acompañado del estrépito de un trueno, apartó la oscuridad de la
noche. Los cristales vibraron y el niño se irguió, tenso. Tras la ventana, secuencias
en blanco y negro mostraban las ramas de
los árboles moviéndose en un baile de sombras chinescas. Se cortó la luz. Un
grito sostenido salió de lo más profundo de su garganta. Se ahogaba sin poder
moverse. De nuevo se vio tirado en el barro jadeando bajo su padre que, sentado
encima, lo tenía cogido por el cuello y apretaba con furia. El miedo le recorría el cuerpo como una
sacudida. Dijeron que su padre había muerto, pero siempre volvía con las
sombras.
Lana Pradera
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